El factoring o factoraje, es un servicio ofrecido por financieras a través del cual una empresa accede de manera adelantada al cobro de una cuenta.
El objetivo de esta transacción, en la mayoría de los casos, es contar con liquidez inmediata para continuar las actividades económicas sin inconvenientes.
Una de las particularidades del factoring es que se trata de un servicio enfocado mayormente a las pequeñas y medianas industrias (Pymes) las cuales, en ocasiones, no se pueden dar el lujo de esperar más de 30 días para cobrar una factura.
Con lo cual, el factoring surge como una alternativa más accesible, flexible e inmediata a instrumentos financieros, como por ejemplo, los créditos para empresas.
¿Cómo funcionan? ¿quiénes son los actores que participan? y ¿cuándo conviene utilizar este servicio? De eso y más te contaremos a continuación.
El servicio de factoraje es ofrecido por distintas fintechs, las cuales otorgan una especie de crédito a las Pymes a cambio de que estas le cedan alguna de sus cuentas por cobrar, lo cual se conoce como cesión de factura.
Es decir, la entidad de factoring, a cambio de quedarse con una porción de la factura más un porcentaje por la operación, gira los fondos correspondientes a la deuda de un tercero y luego se ocupa de realizar la gestión de cobranza de la misma.
De esta manera, las empresas obtienen liquidez en el acto para comprar materia prima, adquirir maquinaria, pagar salarios y pagar servicios; en fin, permite cubrir los gastos pendientes en el momento de solicitar el servicio.
Esto nos lleva a responder la siguiente interrogante “¿quiénes son los actores?”. Pues, como has podido detectar, para que el factoraje ocurra, es necesario la participación de tres actores:
Un cedente; es decir la Pyme que requiere de financiamiento inmediato.
El deudor; la empresa que debe la factura.
La entidad factoring; el acreedor del cedente y el nuevo responsable de la deuda.
Al tratarse de una opción menos comprometedora que un préstamo, es conveniente acudir al factoring en aquellos casos en los que no se desea arriesgar la rentabilidad de la empresa.
También conviene acceder a él cuando no se tiene suficiente liquidez para asegurar el precio de la materia prima o cuando hay problemas en la administración financiera.
Como sea, las ventajas de estos servicios son que permiten conseguir los fondos necesarios para continuar con las operaciones y contar con asesoramiento comercial en todo momento.
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